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Está claro que, durante este último año, muchos sucesos inesperados nos han agitado con cambios drásticos que han afectado a todo lo que conocemos y nos rodea. Tan sólo el conflicto entre Ucrania y Rusia, iniciado el veinticuatro de febrero de este mismo año, provocó una subida general en los precios de todos los alimentos —especialmente en el precio de los cereales—, debido a factores como la interrupción de las exportaciones.

Tuvimos un problema similar durante la huelga de transportes que tuvo lugar en España hasta el dos de abril de este mismo año. Hubo quienes incluso alegaron que nos encontrábamos en una situación incluso peor que la que tuvimos en tiempos de pandemia…

No debemos dejar atrás también el problema que supone la agravada situación de la subida de precios tanto en el petróleo como en el gas. Esto afecta directamente a la producción de fertilizantes nitrogenados, que constituyen un ochenta por ciento del coste total de la producción, cuyo precio aumentó un total de un cuarenta por ciento. Esto provocó un abrupto cambio con respecto a la producción y transporte de frutas y verdura en todo el mundo.

Sin embargo, en cuanto nos referimos a la Unión Europea y, más concretamente a España, los ministerios de agricultura de todos los países coincidieron en que nosotros nos vemos un poco más respaldados, teniendo en cuenta que la UE podría incluso considerarse “autosuficiente”. Esto es debido a la Política Agrícola (PAC) común, la cual amortigua a la UE en cuanto a la disponibilidad de fertilizantes y alimentos. Sin embargo, la reducción de trigo y maíz y aceites y harinas de colza y girasol por parte de Ucrania repercute en los precios de los piensos y la industria alimentaria europea.

Aun así, esto no nos salva de nuestros propios problemas internos. El Consejo General de Economistas asegura que la tasa media anual del IPC en España podría subir hasta el 7,1% aunque, esto no era sorpresa para nadie.

Ya en meses anteriores, Antonio Pedraza, presidente de la comisión financiera del CGE, informó que la inflación subyacente, la cual no contabilizaba los alimentos frescos y la energía, se situaba en un 4,4%, frente a una variación del IPC del 8,3%.

Ahora vayamos a ejemplos más concretos. Si nos preguntamos por las frutas y verduras, veremos que el precio de las frutas frescas puede aumentar entre un 8,5% y un 9,5%, nada menos. Por otro lado, el precio de las frutas y verduras en general podría subir en un porcentaje de entre un 6,5% y un 7,5%.

Esto, y la carencia de ayudas proporcionadas por el  gobierno actual, sólo ha provocado que grupos de agricultores llenasen las principales calles de Madrid en protesta, como fue en el caso del pasado abril. Ya a finales de marzo, los productos agrícolas aumentaron su precio por cuatro mientras que, por otro lado, los derivados de la ganadería lo hicieron por un triple.

Esto se debe a factores como la subida general de precios, más especialmente en productos como los ya mencionados: fertilizantes, productos fitosanitarios —insecticidas—, abonos, gasoil, cartones, plásticos, electricidad, etcétera.

Si nos vamos a ejemplos más específicos, encontraremos que, por ejemplo, en el sector de la agricultura se esperaba que el precio de la lechuga se situase en 0,48€; sin embargo, si ahora vamos a un supermercado, es posible que nos encontramos con que dicha verdura se vende a nada menos que 1,79€, casi cuatro veces el precio esperado. A su vez, las espinacas y el brócoli también aumentaron su precio un cuádruple, pasando de tener un precio de 0,60 y un euro, respectivamente, a 4,37€ y 2,50€. 

Lo mismo sucede ahora mismo con el precio de las frutas. La manzana ha multiplicado hasta por tres su precio idóneo, y el limón lo hace por siete, pasando a costar de 0,27€ a 1,89€ en supermercados.

En Frutas Ignacio S.L. somos conscientes de la situación actual por la que está pasando España y el mundo entero y las complicaciones que vivimos todos y cada uno de nosotros en estos tiempos actuales. Es por ello que pretendemos, de todas formas, mantener nuestros productos con precios, no sólo justos, sino acordes y equilibrados con respecto a su calidad.